No hay ninguna ley que prohíba embrutecer a la gente

Vivar Saudade, Capítulo 3 [Jun 17/15 - Págs:108-115]

Último ingreso: Junio 17 de 2015
Continúa: Capítulo 3 "La Revelación de Micaela" 

Cristalizado tres: considerandos


«El problema de la incredulidad y la desazón tiene su origen en los vacíos de los enunciados programáticos, proclives hasta la saciedad de dar diagnósticos y más diagnósticos que de procedimientos de tratamiento, en especial en los países no desarrollados, eso lo tenemos claro. Generalidades y más generalidades contienda tras contienda y un lógico espacio para la conjetura, con el consiguiente minado de rutas e ideas disidentes de las diseñadas, implementadas y patentadas por el statu quo, justificadas cuando no hay una oposición ideológica argumentativa firme a la ya existente», dice Helen Warren en un avance de la amena charla que sostienen tras ese departir bastante hogareño del desayuno junto con algunos residentes del Proyecto Oasis. El tema planteado, aquella reticencia a introducir cambios substanciales en esa suerte de lógica preestablecida en el manejo de Estado, un sesgo político que pareciese lavara la cabeza a todo aquel que accediese al mando aun en detrimento del propio principio ideológico.

«Nunca había visto una presencia tan importante de postulantes a la presidencia. Mas que una muestra de afirmación democrática, esa es una señal de debilidad que desnuda otras insolvencias: primero de no ser capaces de converger, pues convergiendo se fortalece no solo el ideario sino la disponibilidad de cuadros, enrolamientos y simpatías, así como la argumentación trasciende más su rango de acción —“Concomitancia y Certidumbre”. Segundo, de no hacerlo en el momento propicio: antes de iniciado el proceso que es cuando se pueden plantear variables de dirección, gestión y control, y hasta de causales y plazos de vencimiento, y no en un acto de desesperación ante el posible fracaso de perder una elección, con la obvia claudicación a ciertos principios políticos distintivos que lo más probable es que termine mal —“Identidad y Oportunidad”. La unión hace la fuerza, un slogan que además de la sensación de masa que transmite, alude también a la capacidad de plantearse estrategias que opongan verdadera oposición a las potencialidades del adversario, es el tercer y quizá el más importante de los pilares que define una contienda, y una discapacidad como la planteada de no ser capaces de oír y conglomerar, lo único que estaría verdaderamente asegurado es el camino libre al oponente, y afirmando que, por muy bueno que sea un planteamiento, ni tenga la consistencia debida en los oídos acuciosos que buscan en una alternativa de salida, coherencia, sensatez y fortaleza como garantía de cambio, menos la fuerza suficiente de convencimiento que haga volver la mirada de los primos hermanos del razonamiento puro: la disonancia moderada que aunque inconforme con las múltiples anomalías del sistema actual, es reticente a la introducción de cambios profundos en el estado de cosas establecido—“Estrategia y Equilibrio”.

Si en un afán de que la estabilidad política y económica no sufra fisuras traumáticas innecesarias, es posible llegar a acuerdos generales entre las fuerzas en contienda que promuevan un equilibrio entre los propósitos y las expectativas, metas y visiones comunes, si al fin lograsen ser fomentadas: esos son procedimientos políticos que deberían ser comunes y usuales como medida de salubridad y que debe incluir a la sociedad entera y a sus instituciones, pero que de ninguna manera atañe a los principios fundamentales de enfoque y de procedimiento que son la médula que sostiene una iniciativa por cuya alternativa ciertas mayorías prestaron su confianza. Sin embargo en un afán de hacer más global la opción y de estar a la altura de los retos y exigencias actuales, la necesidad de depurar desde un inicio de los enunciados ideológicos, las ambigüedades, los clichés y todo rasgo de anacronismo como muestra de modernidad aun desde los propios postulados, es fundamental. Si en otros tiempos quizá hasta podría decirse, sonaban bien socialmente, lo único que provocan hoy es el desconcierto del militante y/o la frustración del votante, y porqué no, algún nivel aceptable de mofa bien merecido», acota como queriendo marcar una tendencia en el tema.

Son cerca de las diez de la mañana y todavía con la garua dando sus últimos chispazos de persistencia ante el sol que se exaspera tras las cortinas nubosas con sus oleadas de bochorno intentando tomar posesión del día, una cadena de mensajes en serie enviados a diestra y siniestra en las redes, ha logrado lo más inesperado de un día domingo: colmar la amplia sala de lecturas de un nutrido número de asistentes, en la pequeña biblioteca pacientemente instalada por Jacinto, en esa “otra esquina gigante” como le llama él, a la única construcción adyacente a la pequeña torre que destaca en la segunda planta de la casa. La mayoría de ellos integrada por profesionales de reconocido prestigio que en distintos turnos, sea en el plano funcional o de planificación prestan labor ad honoren en las distintas áreas del complejo Oasis, si bien con su arribo agregado y sus a veces exagerados movimientos por no perturbar al auditorio más concitan la atención de los asistentes, lejos está de causar alguna incomodidad en la visitante quien aun sin conocerlos puede intuir de quienes se trata y se felicita de que el proyecto no solo busque recuperar en el necesitado aquello que adoleciera toda una vida, sino hacerlo con la mayor calidad posible que ni el propio privilegiado de cuna hubiese soñado recibir así tan escrutada y depuradamente, pues si algo no puede comprar el dinero, es la pulcritud con que, desde el punto de vista de esa generosidad y desprendimiento tan humanizantes, se es capaz de suministrar por doquier el afecto, como una chispa de energía que da movilidad a todo engranaje considerado óptimo y plausible, primero de su funcionalidad y luego de esa perdurabilidad en el tiempo tan alentadora.

Tal como sucediera en el desayuno, intempestivamente trasladado a la casa grande, la llegada masiva de los oyentes motivó que varias mesas adicionales tuvieran que ser acondicionadas en torno de la mesa central entre las que destacan la de los propios residentes de Valle dorado y sobresale la que corresponde al padre Juan y su séquito de amigos. De lado de un rostro conocido por la mayoría de los presentes que por sus rasgos que expresan alguna paz por fin encontrada en algún recorrido faltante en su itinerario de viaje, el rebelde sacerdote parece compartir un brillo sincronizado con el semblante de su acompañante, tras el reciente retorno de la muchacha de un viaje de visita familiar a su país.

Contagiada por la serie de reconciliaciones familiares suscitadas en las postrimerías de la cita por la vida, animada por sus amigos —entre ellos el más vehemente de todos, el padre Juan—, tras cerca de cuatro años de ausencia, María Layla volvió a su país buscando retomar contacto con los suyos luego de su tragedia vivida entre los sacrosantos muros parroquiales de su ciudad, y una cadena de desavenencias familiares que hallaron su cúspide al ser sometida a un aborto tan tempranamente como sus escasos 13 años de edad, hecho que tras un breve periplo por otros países de Sudamérica, un periodo de convalecencia y designio terminara por auto exiliarla hacia estos lares. Su paz alcanzada es evidente en su semblante, como una luz que descuella su leve sonrisa y termina inundando enteramente su tez blanca haciendo inevitable que repercuta en la de sus propios acompañantes. Atrás quedaron el dolor y el sufrimiento que significa el tener a la familia entre los protagonistas de sus penas, y en su expresión serena parece leerse las letras de alguna canción suave y fascinadora mientras en el ámbito de su mirada, una dócil melodía parece revolotear sus notas entre parpadeos, en tanto murmura sus letras a su oído el tema que diera nombre a su nombre, obligándole a cerrar sus ojos junto con el suave trepidar de guitarras de su autor patronímico.

«Si la unión es la base de la fortaleza, y queremos ser escuchados y tomados en cuenta, primero hay que demostrar ser diferentes desde lo más esencial: la consonancia entre el dicho y el hecho, que parta desde el propio meollo organizacional…», sutil como el eco progresivo del hilo de la palabra perdida tras esos segundos siglo de la mirada extraviada; con sus rebotes acústicos remanentes azuzando desde cada ángulo del cielo raso y sus paredes, vuelve a retomar protagonismo la sala entera en tanto, un sutil guiño de ojo a la mesa enfocada por el paréntesis, parece evidenciar la total sincronía entre la oradora y cada oyente en la sala: lo circunstancial y lo espontáneo tomando control aun de aquellos imperceptibles pasajes escénicos que en distintos tonos de intensidad, intuitivos descollan entre y desde cada uno de los grupos formado, recayendo esta vez, aunque no por ello la menos alumbrada y refulgente, en la más alejada de las mesas.

«La convivencia, la congruencia de ideas, es lo más fácil de lograr a pesar de lo que nos dicen las ambiciones personalistas y los hábitos creados por un modelo que si funciona en otras realidades, lo hacen en donde maduran y arraigan las idiosincrasias y los conceptos institucionales. Lo difícil es romper nuestros propios moldes que suelen crearnos ojerizas irreconciliables para con los que pensando o actuando distinto, aún así, mantienen intacto ese esencial refugio ético y moral común de un proyecto de gobierno sin salteadores y sin saltadores de garrocha que ambos queremos; entretanto los otros, los manilargos, ellos que ni siquiera necesitan de ningún plan programático que conciliar, solo tienen que esperar a nuestro descalabro cantado. A ellos les basta apenas nuestra dificultad de aproximarnos desde nuestras distintas o hasta similares postura, mientras tanto, el precedente que espera la mayoría sigue sin ser demostrado; la otra opción seguirá siendo por lo tanto, una ilusión, una quimera a la que nadie se atreve a desentrañar. Como garantizar un resultado ganancioso sin dar muestras de verdadero cambio en nuestras propias flaquezas; que tipo de credulidad esperaríamos si no las confrontamos y damos muestras de capacidad y determinación: ¿aquella como siempre basada en la apariencia, en la mentira, que al final termine sepultándonos en el mismo saco de aquellos a quienes pretendemos reemplazar abrumadoramente? ¿Y que de nuestra responsabilidad para con ese sector ciudadanos que todavía tiene esperanza de un cambio honesto en la conducción del Estado; ambicioso y sin más abanicos inflamables a sus espaldas que la propia estela de sus convicciones, pero que al hacerlo no haya necesidad de perder la perspectiva de un fin supremo: el desarrollo basado en la justicia? ».

Energía alternativa versus energía contaminante


«Es una paradoja la que se vive hoy en especial en este lado del mundo. Lugares inaccesibles relegadas por ese aislamiento que promueve el uso de un combustible fósil que la distancia encarece aún más, pero que aunque apenas de manera experimental, los hechos nos demuestran que existen otras alternativas para alcanzar ese considerable grado de bienestar que significa el acceso a la energía, gracias a la introducción de la energía solar que es por ahora la opción de más fácil accesibilidad en proyectos de inversión menores. La relación costo-beneficio se ve reflejada de manera instantánea pues, aparte de romper el estigma de la distancia como justificación forzada de la postergación que vive un poblado rural, su nivel de autonomía respecto de una serie de sobrecostos que el traslado de la energía convencional ocasiona en el usuario común, y aun de la propia injerencia del Estado en los temas de contribución por costos de energía también se ven reflejados de manera indiscutible, aun si se tratase de un tema de inclusión lo cual justificara en ellos el subsidio, es tan poco significativo el costo de ‘cosecha’ de este tipo de energía que aun si fuera una política de Estado, salvo la introducción de la tecnología y el mantenimiento, o pese a ello, el costo prorrateado en el tiempo seguiría siendo inmensamente inferior al que tonta y esclavamente debemos pagar en las grandes urbes gracias a los intereses corporativos de las empresas en torno al fósil. El problema es de retos y de retadores; que apuesten por la investigación que sufre un atraso exponencial gracias a ese estado de cosas implantado por la industria extractiva, e inviertan pensando en el futuro suyo y de los suyos pues la energía de la que hablamos no es agotable en el tiempo como si lo es el petróleo».

«No haría falta inmiscuir siquiera el tema ideológico en el asunto que en ciertos casos resulta inquietante para algunos sectores conservadores, aunque es indudable el sesgo izquierda y derecha que la realidad manifiesta en torno a este tema, tal como también lo hace con la cuestión de la sensibilidad entre ambas facciones de la sociedad. Bastaría con ser realistas y claros con los números a la hora de considerar a la energía alternativa como política de Estado, añadida no sustitutiva, al menos en tanto bajo una política inclusiva también de los beneficios a los que tiene derecho los ciudadanos, se demuestre en el tiempo ser todo lo económico, beneficioso e inocuo que se sugiere, y que pudiera llegara a ser, si le diéramos la verdadera oportunidad que tanto o más de lo necesario obtiene una energía tan destructiva como la energía fósil: una verdadera alternativa que ponga freno a nuestras dicotomías y penurias anunciadas, y garantice la vida más allá de la nuestra»

« ¿Se han imaginado en lo que sucedería en un futuro próximo en el que las reservas fósiles se agoten, tan irresponsablemente desprevenidos como estamos? Hoy más que nunca las condiciones están dadas para dar inicio a ese vuelco histórico desde un punto de vista que jamás hubiéramos predicho, llegaría. ¿Se dan cuenta que cada vez más los grupos conservadores tienen mayores dificultades para adjetivar y encasillar al ecologismo? ¿Y que estos y sus otrora vaticinios descarnados van pasando a ser parte de la agenda social y económica de los programas de gobierno de cada vez más países en el orbe? »

«Es el propio sistema climático el que sienta el precedente y abre los ojos de la ceguera esparcida por los grupos del poder económico basado en la energía contaminante y empuja a una toma de providencias en serie y en serio. La cuestión es si esta logrará a tiempo su propósito, en todo caso la naturaleza ya va diciendo su palabra, la rapidez con la que actuemos dependerá como siempre de nosotros los usufructuarios de este activo inconmensurable tan parecido al hogar. Es esa la verdadera lección que una vez más la naturaleza con su presciencia natural y la total naturalidad de su prescindencia de aquellas ambiciones que suelen intoxicar al ser humano, se ofrece como intermediaria de un proceso de cambio que a pesar de las estadísticas que no acompañan a los países no desarrollados, más abocados en sus rencillas de corte doméstico que en la trascendencia de un acto de atrevimiento que no necesita venir como un enlatado más de ninguna parte: apenas un poco de creatividad y otro de voluntad conciliadora, sería el ‘costo’ político, si así debiéramos llamar a ese trampolín a la consolidación de tanta retórica hasta ahora considerada quimérica, con razón, pero que la justicia como eje direccional del bienestar de los pueblos, exige ser revelada. ¿Se ha preguntado alguien, porqué Dinamarca ostenta ese nivel altísimo de inversión en educación y porqué allá el tema de la energía alternativa es un tema de conciencia? ¿O porqué es la única nación que así con tanta anticipación tiene ya definido alcanzar las cero emisiones para el 2050? Es una pregunta para todos los jefes de Estado del mundo»

Tan dañino como el despiadado individualismo moderno, ese anacronismo homogenizante que sotierra la diversidad

«Y una organización temprana siempre será un referente ineludible a imitar en esa cadena irrefrenable de prácticas donde lo formal si es útil. Aquel vademécum de normas base del quehacer natural que en lo político ha pasado al olvido producto de la distracción y despiste de las sociedades latinoamericanas en particular gracias a un tipo cuentista de mucha usanza: una supuesta búsqueda de desarrollo basado en la explotación de materias primas que lejos está de ser sostenible en el tiempo, y sí más factible a la retrocesión y el colapso que conllevan los recursos agotables, máxime, si en una muestra clara de ausencia total de visión de futuro y una muestra más de la búsqueda de perdurabilidad de las exenciones de una casta de privilegiados, se posterga una y otra vez la muda hacia una matriz productiva sostenible; es decir sistemas y subsistemas que rigen las economías a partir de la energía fósil en los que como es obvio, no pueden dejar de enriquecerse más los ricos». En suma, es más una vocación tercermundista y no conceptos anacrónicos como el imperialismo o aun el de la propia globalización, la que nos mantiene postrados a la cola de las sociedades que seguramente antes tuvieron que sacudirse de tanto prejuicio y de tanta ingenuidad para poder avanzar. Mejor reglamentada en base a una mayor equidad, sensibilidad y respeto, quien sabe, bien pudiera incidir menos egoístamente esta última sobre los pueblos que verdaderamente aspirasen a romper las cadenas del atraso».

«Si lo político y lo social es ineludible y muchas veces hasta excesivamente retórico y poco creíble, hacer énfasis en lo económico es esencial en la puesta en debate de una concepción. Es la llave maestra con que sonsacar miradas usualmente lejanas de un ciudadano común, si bien en lo político, cansado de un sistema mayoritario actual fácil de albergar lacras corruptas en su estructura, las cuales ya ni se molestan en esconder su condición cuando se creen mayoritariamente respaldados por una tendencia hacia la uniformidad basado en un solo e irrebatible escenario económico: el solo ver dibujada por primera vez desde un inicio de periplo una ruta de salida alternativa de mayor afinidad con esas búsquedas colectivas de desarrollo sin embargo, que a la vez que generen estados de bienestar óptimos en los diversos estratos poblacionales, avalen y den soporte también a las tasas de crecimiento que de otra forma no significarán nada, no solo será capaz de resembrar hilachas de esperanza en donde otrora había una gruesa barrera de incredulidad producto de la ausencia de audacia y sinceridad en los temas concretos del desarrollo, sino simpatía y predisposición entre las fuerzas económicas honestas de buscar formas más creativas de romper esa fuerza inercita que empuja en un ciego sentido sin sentido de una búsqueda de rentabilidad a toda costa. O entre las fuerzas crediticias, generando entre sus políticas, estímulos para el direccionamiento hacia inversiones que promuevan la diversificación productiva, y basar en ella sus procedimientos con la certeza de la existencia de realidades diferentes, manejos diferenciados, y el no uso de recetas únicas en las desviaciones a corregir que solo ahondan los desequilibrios, no solo en lo monetario, sino y sobretodo en la propia condición humana de los individuos».

«Si bien labrar la credibilidad implica aparentemente incidir en lo que haremos y en cómo, acaso como una señal de nuevos tiempos debamos poner mayor énfasis en lo que no haremos una vez alcanzado el sillón. Hoy que las vallas de las expectativas y las decepciones por un lado, son cada vez más altas; y la vaguedad, la demolición política, así como la promesa fácil, por el otro, han creado también un tipo bipolar de votante: excesivamente suspicaz o deprimentemente ingenuo y manipulable, que solo una exigente toma de posición y definición distinta de lo usual, será capaz de romper ambas barreras achacables únicamente a las ancestrales formas de hacer política, para quienes la ausencia de renovación es el quid de su pervivencia tanto en lo ideológico como en lo orgánico que es cuando descollan de personalismos y una ambición sin límites que indigna. Distorsiones que ya desde la propia línea de partida lugubrizan el acto más trascendente de toda vida en sociedad que se supone sana en tanto las ideas consensuadas acerca de las metas a lograr no se deshagan así tan prematuramente de un blanco tan imprescindible en el ajedrezado en lo que bien debiera tener como criterio básico de inicio de viaje: a la integridad, la razonabilidad y a la tan esquiva búsqueda de trascendencia, como acompañantes en el asiento frontal».

«Vivimos tiempos modernos y su coexistencia entre ellos exige también la presencia de ideas modernas, libres de ataduras programáticas preestablecidas o de pragmatismos autómatas en cuyas márgenes necesariamente se hallarán apostados consabidos ejes de poder en busca de privilegios, los cuales siendo principales obstáculos a repeler, mas importante aun es conjurar antes cualquier distorsión que se incube en el interior mismo de un proyecto de rehabilitación de la normatividad. Y llamémosla por su nombre: la reforma como herramienta fundamental de convivencia, y eso solo puede lograrse a través de un debate interno, formal, del curso a seguir y los modos de lograrlo sin dejar de enfatizar en la capacidad como forma de consolidación. Tan bueno es un militante preparado como malo es aquella tendencia de ser una agencia de empleos de la militancia: sus niveles de distorsión en el imago de las gentes deben ser erradicados en aras de un bien mayoritario, así haya de perder adeptos, también en aras de que la convicción perdure. Convicción que sin ella, nada será posible».

«Ambos, derrotero y fórmula, puestos de conocimiento público, no pueden sino dar inicio a una suerte de ignición en serie de ineludibles rondas de debates de múltiples propósitos entre las demás fuerzas en contienda, incluida, la puesta en evidencia del posicionamiento ideológico y de sus verdaderos alcances y perspectivas, hoy que los extremos han sido puestos justificadamente en tela de juicio al punto de engendrar tantos centros como opciones mayoritarias hay, como si el solo recitarlo bastara sin desmedro del debido sustento en lo conceptual y en lo tangible. Buscar el centro única y básicamente como una salida electorera, eso lo determinarán los niveles de incisión que logren los debates los cuales sean capaces de desnudar o no la incapacidad de traer propuestas que por primera vez insinúen intentar dejar atrás el estigma del subdesarrollo tal y cual sus propias falencias expuestas y sus insolvencias en lo estructural lo sugierían aunque nunca llegaban a calar en el criterio ciudadano».

«La culpa recaerá entonces como se debe, única y exclusivamente en esa obsesión de llegar al poder a toda costa, privilegiando intereses particulares en desmedro de las aspiraciones comunes, y eso pasa por poner los pies sobre la tierra y ponernos en claro de lo limitado de nuestras propuestas y hasta digno de mofas, aspirar a un desarrollo con una economía cimentada en el extractivismo y en la exportación de materias primas una realidad que no nos pone sino ante una valla mayor sobre que especular y seguir debatiendo, sanamente, y esta vez sí, libres de la politiquera costumbre del trapo sucio como modo de arrastrar votos hacia un mal menor que como no podía ser de otra forma, ha demostrado tener el germen de la habitualidad y el conformismo entre sus genes. Es tiempo de exigir pasos concretos para dejar de ser los subdesarrollados de siempre, y eso solo se logrará siendo más exigentes con las propuestas a las que damos luz verde, la misma que debe estar dotada de un mayor liderazgo, una mayor capacidad que no hemos hallado hasta hoy, pues tosudamente nos enfrascamos en brindar apoyo a grupos o tendencias que nada tienen que ofrecer aparte de sus ambiciones políticas y sus hedores pasados, presentes y futuros, entorpeciendo nuestras miradas, nuestras perspectivas de sanación política como método de aspiración colectiva hacia objetivos mayores que los cuchitriles en los que nos debatimos día a día producto de nuestra pérdida de identidad ciudadana. ¡Hay que enseñarle al pueblo a despertar, a no ser mas fácil centro de la manipulación política, directa o a través de sus plataformas lobísticas; y a desconfiar sí y mucho, pero con sustento!».

Mano dura a la corrupción, el terror del statu quo

«Se ha estigmatizado tanto a un tipo de opción que ya no cabe otra alternativa que llevar a los detractores al entarimado para deslindar prejuicios, antejuicios y porque no, desnudar los miedos que mantienen a los círculos de poder en zozobra, de que sean estas las verdaderas opciones de cambio que aquellos naturalmente, en lo más profundo de su tozudez, pretenden desfigurar y sepultar. Lo otro, en esta brecha que les concede el tiempo, será fenecer ante sus acusaciones hechas realidad de que son pura letra. Si algo ha caracterizado a la izquierda pensante a través de la historia, y ojo que no es gratuito que haga explícito hincapié en este adjetivo, es su afinidad con la sensibilidad, por eso su inclinación desde el lado menos interesado posible hacia los dilemas de los sectores populares, de los menos favorecidos, usualmente campo fértil de asedio de los intereses creados, de las injusticias y las discriminaciones, aunque como en todo grupo humano haya grados de escrúpulo que las tendencias mayoritarias se encargan de morigerar. De ahí también la mayoritaria presencia activa del hombre de letras y del pensamiento también inmerso en esta corriente liberal o seudo liberal, producto de la convicción que nutren las ideas que en principio, busca desasirse de ataduras programáticas conservadoras que nos mantienen anclados en nuestras formas anacrónicas de ver el futuro, pero también hay que decirlo, de un excesivo teorismo que visto desde el punto de vista de su adaptación a un sistema masivamente adverso al radicalismo, no queda más remedio que, en principio, ser auto convencidos de lo que tenemos y ofrecemos en base a eso que tanto exigimos desde la otra orilla: la definición, la demostración y la deducción de cuanto es pregonado, diferente de todo artificio disfuncional e improvisado que se tiene como referente hasta hoy en día en países como es vuestro, como planes de desarrollo a futuro»

«Por otro lado, ‘los ciudadanos de a pie’ como los llaman ustedes, que no necesariamente están en la capacidad o la disposición de auscultar cada manifestación que se ofrezca como alternativa, preferirían mil veces, y con todas sus falencias y lacras, a los fieles representantes del statu quo antes de caer en otra modalidad de dirección que al ser juzgada similar a otros experimentos fracasados, sean estos pasados o recientes, y aun cuando sea teórica la apreciación, pero cuya opción altamente ideologizada y autoritaria, está probado, le agregaría una dosis de pérdida de derechos y libertades como las registradas en cercanas y conocidas realidades: hace inaceptable su ‘infiltración’ en tiempos actuales en los que la ideología ha pasado a ser casi, casi, un sello de garantía de un modo de gobierno que entre sus primacías exige orden e integridad según sus convicciones o intereses, al menos conceptualmente, más que un nuevo molde de cambios radicales plenos de clichés y de peligros de ahondamiento de las injusticias, un campo fértil para los agoreros y perpetuos resucitados que desde lo moral envilecen más y más una función que dado su papel rector, debiera ser el más considerado y respetado de los encargos otorgados por la sociedad, pero en particular, un preciado galardón a la sabiduría, la generosidad y el brillo personal acopiados por una hoja de vida. Una suerte de espacio exclusivo para los notables en el sentido más ético de la palabra; sin embargo vemos que son los más desacreditados los que abundan las carátulas de los diarios; los más encuestados y por cierto los más favorecidos por ellas las que acantonan, casi siempre, intereses del poder fáctico», replica la mujer en tanto una nueva ronda de café le concede la pausa que necesita para darse un respiro ante una concurrencia que rápidamente ha rebasado los espacios de la sala de lectura.

Los enfoques dirigidos hacia la política norteamericana, evidentes en un inicio, pero que muy discretamente fue dirigido por Helen hacia un debate en torno a los problemas que casi cual si fuera uno, aquejaba de forma similar a todos los países sudamericanos, desataron una serie de vertientes argumentativas que se fueron desprendiendo una tras otra a partir de las intervenciones desarrolladas por la visitante, en los cuales como no podía esperarse menos, algunos políticos también sumados al aluvión de asistentes que ella en algún momento denominara “los rescatables”, entre jóvenes y otros no tan jóvenes también adeptos al proyecto Oasis, lucieron lo más realista de sus convicciones que vistos desde este nuevo panorama, de mentes abiertas y sobretodo capaces de entablar un debate alturado de ideas, pareciese que tuvieran un nuevo sentido, diferente del de otros foros, otros espacios más parecidos a aquellos recintos donde se discuten temas de ventas, de cosechas, y se tranzan sus costos y sus regateos, en los cuales, el que mas grita, aun cuando se haga oír, no siempre se lleva la mayor de las atenciones, el mejor de los productos, mucho menos quizá, el más sano de los kilajes que su apetencia y sus bolsillos aspiran... Continuará


Por: Rodrigo Rodrigo

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