No hay ninguna ley que prohíba embrutecer a la gente

jueves, 22 de febrero de 2018

La obscuridad y el silencio y el porqué del rayo de luz y el susurro

“El monocultivo más peligroso es el de las mentes. El monocultivo de las mentes trae consecuencias porque se llega al totalitarismo, se llega a querer silenciar a los medios de oposición, los medios de información, los medios periodísticos opositores a este o cualquier otro gobierno; y ahí llegamos a los totalitarismos. De los totalitarismos a las dictaduras hay un solo paso”.

Por Guillermo Giacosa

Guardar Albert Einstein, que no solo de física sabía, afirmaba algo que hoy resulta más evidente que nunca. Decía así este hombre que revolucionó el mundo pues, como nadie, fue capaz de romper paradigmas y supo plantearse supuestos imposibles: “Pocas personas son capaces de expresar con ecuanimidad opiniones que difieren de los prejuicios de su entorno social. La mayoría incluso son incapaces de formarse tales opiniones”.

Podríamos complementar a Einstein con estas afirmaciones de Erich Fromm: “Hoy, los seres humanos se viven mayoritariamente a sí mismos de un modo alienado: se contemplan como si vieran a alguien allí “al otro lado”. “Cuando pensamos en yo en realidad nos vivimos como si se tratara de otra persona y agregaba que “Hoy el ser humano sólo es real si está de algún modo fuera”. Su autoestima depende del juicio de los demás y un agregado de muy dolorosa actualidad: “Quien vive en un sistema de economía de mercado se siente a sí mismo como una mercancía”.

Tanto Einstein como Fromm trazan un relato de la sociedad actual que ellos percibieron cuando la monstruosidad actual se estaba gestando. Me mueve la curiosidad saber si pudieron prever que la alienación sería alimentada orgánica y constantemente por los poderes fácticos pues ella es hoy quien colabora eficazmente en la conservación de un statu quo de pobres cada vez más numerosos y más pobres y de ricos cada vez más ricos y en consecuencia, más indiferentes. En todo caso cada uno vivió su tiempo adelantándose en anunciar lo que vendría.

Hoy en tiempos donde la radiante oscuridad que crean los monopolios mediáticos al servicio de sí mismos y de sus socios, podemos leer las palabras de crítica aguda formuladas por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel quien ha dicho lo siguiente: “El monocultivo más peligroso es el de las mentes. El monocultivo de las mentes trae consecuencias porque se llega al totalitarismo, se llega a querer silenciar a los medios de oposición, los medios de información, los medios periodísticos opositores a este o cualquier otro gobierno; y ahí llegamos a los totalitarismos. De los totalitarismos a las dictaduras hay un solo paso”.

En esa situación están hoy varios países de Latinoamérica. Y lo más curioso es que quienes apoyan esta maldición enfermiza que es difundir un pensamiento único, son llamados democráticos y quienes luchan contra ello han sido víctimas de ataques feroces basados en afirmaciones absurdas y en historias cuya única realidad solo se la otorga la repetición que hacen de ella todos los medios.

La mentira está hoy al rojo vivo. Llamarle mentideros a los medios monopólicos es una verdad más grande, comprobable y real que el aluvión de patrañas inventadas por ellos para evitar que los pueblos comprendan cuales son los peligros que los acechan y puedan distinguir, quienes son sus solidarios compañeros por una sociedad más justa y quienes sólo piensan en amasar nuevas fortunas, hacer más negocios y seguir estimulando la corrupción, que es y ha sido su aliada de todos los tiempos. Que es en suma su esencia.

¿Hace falta todavía dar ejemplos para probarlo? Estoy seguro que no. Sólo de trata de mirar con sus propios ojos el mundo que le rodea y preguntarse ¿Cuál es mi situación en este ajedrez político-económico y qué deberes debería asumir en defensa de mi familia, de mis conciudadanos, de mi patria y de la naturaleza?

"Einstein, Fromm y la premonición de las tinieblas", Por Guillermo Giacosa, Diario UNO, febrero 18 de 2018

jueves, 20 de julio de 2017

Proyecto Quijote: Leer es descubrir una misión en la vida

Al ser conscientes de la carencias, los futuros padres de familia decidieron gestionar su propio proyecto. “Eddy y yo queríamos vivir en esta comunidad y queríamos que nuestros hijos vayan a la escuela pública. Entonces compramos este terreno con la idea de crear una biblioteca”.

“¿Qué espacios públicos tendrá nuestra pequeña para crecer en libertad? ¿Es el colegio la única alternativa de su formación? ¿Cómo hacer para que nuestra hija abrace el arte y la lectura y los contagie a sus amigos y amigas? ¿Es posible construir una nueva ciudadanía desde el barrio?”, eran sus principales cuestionamientos. 

La biblioteca fue el germen de un proyecto que se ha ramificado y crecido con el tiempo, pero los comienzos no fueron fáciles... los niños hojeaban los libros y se iban a la calle a jugar. Nunca habían leído un libro completo y no tenían el hábito de la lectura. Lis y Eddy los animaban a leer en grupo y a que se llevaran los libros a casa, pero los pequeños no lograban conectar con ningún tipo de literatura...


Un proyecto cultural que promueve la lectura y la expresión artística entre los niños del asentamiento humano Santa Rosa, en Puente Piedra. Foto: Morgana Vargas Llosa

Por: Verónica Ramírez Muro

Es sábado a las nueve de la mañana en el asentamiento humano Santa Rosa, en el distrito de Puente Piedra, y al menos 30 niños y niñas asisten a clases de música, marinera, gimnasia y taller de lectura. El proyecto Quijote para la vida ha transformado la fisonomía del barrio con sus murales de colores, un barullo y trajín inusual y una música que trasciende las paredes.

Hoy, en la biblioteca, discuten sobre la novela Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach. Leen la novela por capítulos, en voz alta, aunque algunos niños han adelantado la lectura en casa. “Hay una gaviota diferente que prefiere tener muchos sueños y aprender muchas cosas y no comer y comer como las demás gaviotas”, explica Hillary, de nueve años, al resto de sus compañeros. Varios niños saltan como resortes de sus asientos. Quieren opinar. Lis Pérez, fundadora del proyecto junto a su esposo Eddy Ramos, pide que levanten la mano para organizar los turnos.

“Cuando el niño lee se hace autónomo y autor de sus ideas. Empieza a inventar y eso le abre muchas puertas. La lectura te tiene que ayudar a mejorar como persona”, recalca Lis.

 

Los felices lectores


Eddy, periodista, y Lis, profesora, son padres de dos hijos: Cielo, de nueve años, y Luis, de cuatro. Hace un tiempo, Lis y otros profesores barajaban planes de emergencia para elevar los niveles de lectura en las escuelas. En el último informe Pisa, el Perú había obtenido unos resultados catastróficos.

Así fue como emprendieron el proyecto “La escuela más allá de los muros” con el fin de analizar qué hacían los niños al salir de la escuela. Descubrieron que dormían hasta tarde, acudían a las cabinas de Internet, pasaban solos la mayor parte del día y no contaban con un espacio comunitario donde hacer un uso productivo del tiempo libre.

Al ser conscientes de la carencias, los futuros padres de familia (en ese entonces Lis estaba embarazada de Cielo) decidieron gestionar su propio proyecto. “Eddy y yo queríamos vivir en esta comunidad y queríamos que nuestros hijos vayan a la escuela pública. Entonces compramos este terreno con la idea de crear una biblioteca”, cuenta Lis.

Según cuenta Eddy, sus principales cuestionamientos eran: “¿Que espacios públicos tendrá nuestra pequeña para crecer en libertad? ¿Es el colegio la única alternativa de su formación? ¿Cómo hacer para que nuestra hija abrace el arte y la lectura y los contagie a sus amigos y amigas? ¿Es posible construir una nueva ciudadanía desde el barrio?”.

Ambos buscaban un referente de la literatura universal y a la biblioteca le pusieron de nombre Don Quijote y su manchita... “Del Quijote admiro su espíritu aventurero, perseverante y afán justiciero, es por ello que desde hace años continúo mis viajes por todo el Perú y América Latina. Mi gran sueño es replicar el proyecto Quijote para la vida en los barrios y regiones del Perú y ver la consolidación de una generación de nuevos líderes y nuevos ciudadanos que se han formado sobre la base de la lectura, el arte y la cultura”, sostiene Eddy.

La biblioteca fue el germen de un proyecto que se ha ramificado y crecido con el tiempo, pero los comienzos no fueron fáciles. Obtuvieron libros a través de donaciones y empezaron a llegar los niños, pero las cosas no salieron como estaban previstas: los niños hojearon los libros y se fueron a la calle a jugar. Nunca habían leído un libro completo y no tenían el hábito de la lectura. Lis y Eddy los animaban a leer en grupo y a que se llevaran los libros a casa, pero los pequeños no lograban conectar con ningún tipo de literatura.

Entonces decidieron trabajar con videos y películas y luego implementaron más actividades como la marinera, la música y la gimnasia. Los niños volvieron. Después de hacer ejercicios, se acercaron a los anaqueles de ese espacio en silencio y empezaron a sentirse intrigados por las figuras y las historias que encerraban esas páginas. Sin darse cuenta, los libros dejaron de ser objetos para convertirse en seres animados que los invitaban a conocer nuevos mundos.

Un día en el barrio


“Rodilla-punta, rodilla-punta, un dos, un dos, mentón arriba, brazos atrás”, repite Wilín Alcalá, profesor de marinera. Un piso más arriba, otro grupo de niños ensaya el Himno de la alegría con dos baterías, un arpa, dos violines, un órgano, un clarinete, un chelo y varias flautas. Aspiran a convertirse en una orquesta sinfónica, aunque de momento y hasta que no completen todos los instrumentos, prefieren llamarse “la futura orquesta sinfónica”. El último piso está acondicionado para las clases de gimnasia donde ensayan coreografías y practican flic flacs. Todas estas actividades se llevan a cabo en una rama del proyecto Quijote para la vida: el Centro Cultural Luis Berger, que rinde homenaje a un sacerdote francés muy querido que en los años sesenta vivió en Puente Piedra y renunció al sacerdocio para casarse con una monja.

Las clases diarias, tanto en el centro como en la biblioteca, permiten que Eddy y Lis estén en contacto con los problemas que aquejan a los habitantes de esta zona urbano-marginal. Hay muchos casos de violencia doméstica y también de pobreza extrema. Habitualmente, las clases cuestan dos soles para generar un vínculo responsable y que los niños cumplan en asistir, pero hay niños exonerados del pago. “No queremos que ese día no coman o no tomen leche. En esos casos las madres que no pueden pagar también nos ayudan con la limpieza o con la supervisión de los niños durante las actividades”, cuenta Lis.

Las enseñanzas de sus padres. A eso también aspiran ellos, a que los niños del Quijote crezcan con un alto sentido de solidaridad y pertenencia a su comunidad. Foto: Morgana Vargas Llosa

Un mundo posible


El objetivo central del proyecto es enriquecer la vida de los niños a través de la lectura. Creen firmemente que otro mundo es posible. “No se trata de leer para terminar un examen sino para tener un plan y descubrir cuál es tu misión en la vida”, dice Lis. Además, los niños también tienen las puertas abiertas para expresar sus aficiones e inquietudes, como es el caso de Eder, de trece años, que ha logrado convertir un teléfono en una radio portátil porque de grande quiere ser científico.

Un pilar importante del proyecto es la confianza en el trabajo comunitario. Lis y Eddy conservan las enseñanzas de sus padres y de los vecinos mayores que hace 50 años se organizaron para construir viviendas en el cerro haciendo una cadena humana que pudiera transportar el cemento. De la misma forma, uniendo esfuerzos, también consiguieron comprar una bomba de agua. A eso también aspiran ellos, a que los niños del Quijote crezcan con un alto sentido de solidaridad y pertenencia a su comunidad.

De vuelta a la biblioteca, en cuya entrada hay una escultura del Quijote en tamaño natural, obra del artista Miguel Mejía, los niños continúan enfrascados en las múltiples interpretaciones de la vida de una gaviota. El taller de lectura debió terminar hace ya quince minutos, pero nuevas teorías dan pie a reflexiones y comentarios.

“Lo que pasa es que las gaviotas tienen un límite de vuelo y altura, pero Juan Salvador quiere pasarlos a todos”, dice un niño. “Nooooo”, grita una niña desde el fondo de la clase: “El libro se trata de una gaviota que vuela mucho más alto que la bandada”. “Mucho más alto”, repite Lis… como todos aquí, tan lejos de La Mancha, pero tan cercanos al Quijote.


Título original:
"El barrio de Don Quijote", Por: Verónica Ramírez Muro,
La República, Julio 03 de 2017




Lea también:

Niños cobijados por el proyecto Quijote
El profesor Espinoza dirige a los participantes de la escuela de música.El País. La familia Castillo-Pérez 
se ha endeudado a cinco años para construir el centro 
cultural, de tres pisos y 300 metros cuadrados. Si bien 
lo inauguran el 27 de febrero, el primer nivel ya está
listo y es la sala donde se imparten clases de marinera 

norteña, una de las danzas típicas de la costa peruana. 
El segundo albergará la sala de música y un pequeño 
estudio para la radio comunal, y el tercero, el espacio 
para gimnasia deportiva...“La música es todos los días. 
Queremos que en vez de que estén pegados a una table
ta o al televisor, estén con su flauta. Nuestro sueño es 
tener una banda sinfónica dentro de unos años”, agrega 
la educadora. 
El proyecto Quijote para la Vida pretende que los niños 
aprendan a tener sueños. “Hoy vimos una película que 
enseñaba a no rendirse”, cuenta Erick, del grupo de nue
ve años... Ampliar lectura.
 

jueves, 1 de junio de 2017

Como las tortugas vivían tanto, él había vivido tanto

“La segunda cosa que me sorprendió como chico es la atención sobre José Manuel, que era un niño desestimado por la maestra, una monja. Al día siguiente ella se ocupó particularmente de él diciéndole ‘¿pero cómo puede ser esto, niño’. José Manuel le contestó ‘es que vivo con Borges’, y eso fue un cambio impresionante respecto a cómo la maestra lo trató. Recuerdo que le dijo ‘bueno, niño, ¿usted le podría preguntar si los chicos de 4° grado podemos ir a la casa?’. Al día siguiente José Manuel trajo un mensaje: ‘Dijo que sí”.




Por: Federico Rivas Molina
El argentino lo contó en 1981 a un grupo de alumnos que lo visitó en su casa.
Ilustración del cuento infantill El Secreto de Borges. Diego Alterleib pequeño editor

Jorge Luis Borges ideó un cuento para niños. Nunca lo escribió, pero la historia sobrevivió al olvido, una palabra tan borgeana, gracias al recuerdo de uno de los niños que hace 36 años lo escucharon con atención infantil en el piso del escritor en el centro de Buenos Aires. Ese niño es hoy un adulto que se llama Matías Alinovi. Estudió física, pero también es escritor. Por eso ha sido la pluma detrás del libro El secreto de Borges, que Pequeño Editor presentará a fines de abril durante la Feria del Libro de Buenos Aires. Ante una bandeja de “caramelos importados”, Alinovi y sus compañeros del 4° grado de la escuela religiosa San Marón escucharon el secreto de la longevidad de Borges, una historia que improvisó en el momento para un auditorio poco común a su rutina de estrella de las letras argentinas. El libro de Alinovi recupera aquel relato oral desde la mirada de un niño de 9 años, pero es mucho más que eso.

Lo primero que Borges reveló a los niños fue que antes de su llegada tuvo dos miedos. “El primero era que viniéramos, porque no sabía de qué iba a hablar con chicos de 4° grado. Pero el segundo miedo, que era más fuerte que el primero, era que no viniéramos. No se entendía bien lo que decía”, escribe Alinovi. A partir de allí comenzó el hechizo.

Matías Alinovi, autor de El secreto de Borges. pequeño editor

“Les voy a contar cómo pude vivir tantos años”, les dijo Borges a los chicos que lo escuchaban sentados en el suelo en semicírculo, mientras “miraba para arriba pero no veía, y la cortina que tenía detrás del sillón verde era muy blanca y muy linda por la luz del sol”. Y el escritor les reveló el secreto de las tortugas que vivían en el pozo de donde sacaba el agua que bebía en su casa de la infancia, en Palermo. “Dijo que él, un día, se había puesto a pensar, y se había dado cuenta de una cosa: el agua que él había tomado cuando era chico no era agua, sino agua de tortuga. Y como las tortugas vivían tanto, él había vivido tanto”, escribe Alinovi en el libro, ilustrado en tonos negros y verdes por Diego Alterleib. El texto es simple y recupera el detrás de escena de aquel encuentro, con detalles tan ricos como la historia misma.

Porque el derrotero que lleva a los niños al piso de Borges merece un libro en sí mismo, y así lo entendió Alinovi, que cuenta la anécdota que guardó en su memoria durante casi cuatro décadas como un cuento para niños. “Yo me acuerdo bien ese día, pero no sé si me acuerdo porque me acuerdo o porque revisité muchas veces la escena”, cuenta Alinovi a EL PAÍS. “Estaba con mi amigo José Manuel a la salida de colegio, un día a la tarde, y me acuerdo bien el momento en que me dijo ‘hoy voy a la plaza, pero voy con Borges’. La sensación que me interesaba transmitir fue que ese Borges, el Borges que yo escucho de José Manuel, fue un dato completamente neutro. Lo digo con términos de [Ernesto] Laclau, fue un significante vacío. Ahí operó una cosa muy linda, porque fue un significante vacío en el que yo puse algo, y lo que yo puse en ese significante fue la cara de José Manuel, que me decía ‘que embole, no va a estar tan bueno ir a la plaza”, dice. A partir de allí los niños juegan con la historia de ese Borges “sin significado” y la presión de los adultos, conscientes de que estaban ante algo que merecía atención.

Diego Alterleib pequeño editor

¿Qué carga el significante vacío de Alinovi niño? “El primer paso fue mi madre. Cuando le cuento que José Manuel va con Borges a la plaza me dice, y recuerdo el tono maternal que usó, ‘no Matías, mirá, Borges es un escritor muy famoso. José Manuel habrá escuchado el nombre por ahí y te dijo eso’. Pero José Manuel no mentía. El niño era nieto de Fanny, el ama de llaves de Borges durante más de 40 años, y en esa época vivía en la casa de Borges. En su calidad de inquilino tenía algunas obligaciones, como acompañar a Borges a la plaza si su abuela se lo pedía.

El paso siguiente fue en la escuela. “La segunda cosa que me sorprendió como chico es la atención sobre José Manuel, que era un niño desestimado por la maestra, una monja. Al día siguiente ella se ocupó particularmente de él diciéndole ‘¿pero cómo puede ser esto, niño’. José Manuel le contestó ‘es que vivo con Borges’, y eso fue un cambio impresionante respecto a cómo la maestra lo trató. Recuerdo que le dijo ‘bueno, niño, ¿usted le podría preguntar si los chicos de 4° grado podemos ir a la casa?’. Al día siguiente José Manuel trajo un mensaje: ‘Dijo que sí”.

Diego Alterleib pequeño editor

Hubo que organizar entonces la visita, sobre todo porque debía estar bajo el control de la escuela. La maestra pidió a los niños que elaborasen las preguntas que quisiesen, pero pronto tuvo que “disciplinarlas”. “Maximiliano le quería preguntar cuántas veces ganó el premio Nobel. Y Liliana, otra compañera, le quería preguntar cuántas veces se casó. Las preguntas eran geniales. Chicos que no saben nada apuntaron y acertaron dos tiros al eje de flotación de Borges: el Nobel y las mujeres”, dice Alinovi.

Borges murió en 1986, cinco años después de aquel encuentro con los alumnos de la escuela de su barrio. Alinovi no volvió a verlo, pero guardó el registro del cuento que escuchó en el piso de la calle Maipú gracias a un pequeño grabador que su madre le dio para la ocasión. El audio original se perdió bajo alguna grabación descuidada, pero permitió a Alinovi rememorar varias veces la charla con Borges. Durante años, la historia dio vueltas en la cabeza del autor, hasta que encontró la forma más adecuada para contarla. “Lo único que justifica esa anécdota es recuperar esa capacidad extraordinaria que tuvo Borges para improvisar un cuento frente a chicos de 4° grado. Porque lo improvisó. Tengo la sensación de que se le vino la tarde encima, Fanny le debe haber dicho ‘recuerde que hoy vienen los chicos’, lo sentaron e inventó un cuento”, explica. El único cuento para niños del autor de Ficciones no está en papel pero sobrevivió en la memoria, donde venció al olvido. Una batalla digna de Borges.

 Título original:
 Buenos Aires, Abril 12 de 2017.

martes, 2 de mayo de 2017

Culpable de apaciguar los corazones salvajes

En 2015, la famosa disquera Deutsche Grammophon publicó Follow, poet, una maravillosa composición para orquesta en la que Fairouz intercala frases del histórico discurso del presidente Kennedy en la Universidad de Amherst, Massachusetts, el 26 de octubre de 1963. La alocución estuvo dedicada a lo que significaban el arte y los artistas en la construcción de una nación que amaba la democracia, la libertad y el respeto. Es decir, todo lo contrario de lo que vivió el músico en el aeropuerto donde sufrió un vejamen por llevar un nombre musulmán.

“Espero que Estados Unidos reconozca los logros en el arte de la misma manera que reconocemos los logros comerciales o la habilidad para gobernar..., espero que Estados Unidos cuente con el respeto de todo el mundo no solo por su fortaleza, sino también por su civilización”, dijo en esa ocasión Kennedy en Amherst, citando al poeta Frost. Sin duda, Trump no ha leído estas palabras. 


Mohammed Fairouz es uno de los más importantes compositores de su generación
Fairouz ha compuesto inspirándose en las tradiciones árabes y en la poesía de Robert Frost, y ahora elabora un nuevo trabajo con versos de Edgar Allan Poe. Frost y Poe son dos hitos de la poesía norteamericana.


Escribe: 
Ángel Páez

No persigas a los poetas, más bien sigue a los poetas. Un gobierno se define democrático o autocrático según el trato que concede a escritores, músicos o dramaturgos.

Hitler ordenó desaparecer al compositor de “La ópera de tres centavos”, Kurt Weill, porque consideraba que su música era “decadente”. En 1933, Weil tuvo que escapar de Alemania y debió instalarse en Nueva York, donde alcanzó la consagración. No mucho después, Stalin prohibió la difusión de la ópera de Dmitri Shostakovich, “Lady Macbeth del Distrito de Mtsensk”, en 1936, por considerarla “contrarrevolucionaria”. Por varios años fue silenciado, pero en esa época en que bastaba una palabra de un jerarca soviético para que un artista terminara con sus huesos en unos de los campos de concentración del Gulag, Shostakovich burlándose del régimen compuso varias piezas de jazz, que estaba completamente prohibido. Era una manera honesta de romper el hielo comunista.

Todo esto recordó el músico neoyorkino de origen árabe Mohammed Fairouz cuando fue retenido en el aeropuerto John F. Kennedy por guardias de seguridad, a quienes les pareció que su identificación era sospechosa porque su nombre sonaba a terrorista islámico. Era la primera vez en su vida que lo maltrataban en su propio país por el hecho de llamarse como un árabe cualquiera. Lo que Fairouz vivió en carne propia eran las políticas xenófobas y racistas de Donald Trump.

Fairouz es uno de los más importantes compositores de su generación y su obra es una de las más ejecutadas en Estados Unidos y en distintas partes del mundo, porque ha tendido puentes entre la cultura árabe, judía y anglosajona, basándose en los versos del poeta hispanoárabe Ibn Jafaya (1058-1138), el israelí Yehuda Amichai (1924-2000) y el palestino Mahmoud Darwish (1941-2008), entre otros. Ha compuesto inspirándose en las tradiciones árabes y en la poesía de Robert Frost, y ahora elabora un nuevo trabajo con versos de Edgar Allan Poe. Frost y Poe son dos hitos de la poesía norteamericana.

Autor de sinfonías, conciertos, música de cámara y canciones para solistas, ha cosechado elogios de los críticos de todo el planeta por su intensidad, hondura y belleza. En 2015, la famosa disquera Deutsche Grammophon publicó Follow, poet, una maravillosa composición para orquesta en la que Fairouz intercala frases del histórico discurso del presidente Kennedy en la Universidad de Amherst, Massachusetts, el 26 de octubre de 1963. La alocución estuvo dedicada a lo que significaban el arte y los artistas en la construcción de una nación que amaba la democracia, la libertad y el respeto. Es decir, todo lo contrario de lo que vivió el músico en el aeropuerto donde sufrió un vejamen por llevar un nombre musulmán.

“Espero que Estados Unidos reconozca los logros en el arte de la misma manera que reconocemos los logros comerciales o la habilidad para gobernar. Espero que mejore continuamente los estándares de logros artísticos y que aumente continuamente las oportunidades culturales para todos nuestros ciudadanos. De esta forma, espero que Estados Unidos cuente con el respeto de todo el mundo no solo por su fortaleza, sino también por su civilización”, dijo en esa ocasión Kennedy en Amherst, citando al poeta Frost. Sin duda, Trump no ha leído estas palabras.

Mohammed Fairouz no quiso que el incidente pasara desapercibido porque lo que le ocurrió a él, lo enfrentan cotidianamente millones en Estados Unidos. En el mismo aeropuerto fue testigo de cómo una mujer sudamericana fue maltratada porque no sabía hablar inglés. El compositor sintió vergüenza ajena, así que escribió un artículo en el que relató el episodio (ver artículo).

Desde que el presidente número 45 se instaló en la Casa Blanca, la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de opinión, son amenazadas porque Trump y sus seguidores creen que disentir, informar o denunciar es antipatriótico. No es casual que desde hace no mucho uno de los periódicos norteamericanos más relevante, The Washington Post, adoptó un nuevo lema: “La democracia perece en las tinieblas”. Las artes, también.

 
 La República, mayo 1
 de 2017

Lea también:
comportamiento que tuvieron, los escucho
Compositor Mohammed Fairouz LR. "Vi... cómo una joven mujer que no podía 
hablar inglés fue irrespetuosamente confrontada por los oficiales. 
Después que hubo terminado la humillación y ella se encontraba 
notoriamente angustiada, le dijeron que enfrentaba un problema 
y que podía llamar a un número gratis para presentar su queja, 
aunque era evidente que estaba tan agotada que lo que más le 
importaba era solo llegar lo más rápido a la puerta de salida..."

jueves, 20 de abril de 2017

Creatividad: esa mirada escondida hacia el futuro

"...el poder de la creatividad, puede ayudar a los niños de muchas y variadas maneras en su aprendizaje. Y no hay una influencia más fuerte que el legado de Shakespeare en el oficio de contar historias y el lenguaje. Para las mentes jóvenes necesitamos hacer relevante a Shakespeare, acercarlo con la misma energía y pasión que el propio Bardo pusiera..."




Shakespeare's Schoolroom & Guildhall [ha lanzado] el viernes 17 de marzo de 2017, un proyecto con el autor James Hartley para inspirar de manera creativa a las mentes jóvenes. Creative Will (Voluntad creativa) ofrece la oportunidad de aspirar a los fans de Shakespeare no sólo a ganar su propio taller con James en Schoolroom, sino a ser caracterizados en su próxima novela. Como parte del lanzamiento, alumnos y estudiantes de la Escuela Primaria Stratford, la Escuela Primaria Alveston y la Escuela King Edward VI asistirán a un taller de escritura creativa con James en el Guildhall.

La novela de James Hartley, The Invisible Hand: Shakespeare's Moon Act I (La mano invisible: La Luna de Shakespeare Acto I), que acaba de ser publicada, cuenta la historia de los jóvenes adolescentes Sam y Leana y sus aventuras en una travesía en el tiempo, todos envueltos en la historia de Macbeth y la vida en un internado.

Hay dos grupos de edad para la competencia. En la Etapa 2 (Años 3º, 4º, 5º y 6º de la escuela primaria, entre los 7 y 11 años) se les invita a los niños a dibujar una escena de una obra de Shakespeare como si ellos estuvieran allí. Y aquellos de los años 7º y 8º de la escuela secundaria (edades entre 11 y 13) pueden divertirse escribiendo una historia corta que haga una toma del siglo 21 en una de las obras de Shakespeare. Los participantes ganadores tendrán la oportunidad de venir a Schoolroom con su clase para una sesión creativa interactiva con James y ser incorporados en su próximo libro!

Sarah Jervis Hill, de Shakespeare's Schoolroom & Guildhall, dice: "Queremos traer a la vida la inspiración que se ha vivido y respirado en Schoolroom durante cientos de años, y reavivar la magia de cuando Shakespeare no sólo asistía a la escuela aquí, sino que tuvo sus primeras experiencias teatrales profesionales. Lo haremos a través de Creative Will, el cual busca nutrir y desarrollar la creatividad de muchas maneras diferentes. Estamos muy emocionados de que en nuestro primer proyecto estemos trabajando con el autor James Hartley para el uso del legado de Shakespeare en la inspiración de los niños, en su pensamiento creativo y la escritura ".



James Hartley dice: "Creo apasionadamente en el poder de la creatividad, que puede ayudar a los niños de muchas y variadas maneras en su aprendizaje. Y no hay una influencia más fuerte que el legado de Shakespeare en el oficio de contar historias y el lenguaje. Para las mentes jóvenes necesitamos hacer relevante a Shakespeare, acercarlo con la misma energía y pasión que el propio Bardo pusiera. Estoy muy emocionado de estar trabajando con Shakespeare's Schoolroom, que como escritor y profesor de inglés es uno de los lugares imaginables más emocionantes para visitar".

A lo largo de la competencia, habrá un Twitter en función y James estará compartiendo sus consejos sobre escritura creativa en línea. Para más detalles al respecto escribir al correo electrónico: sjervis-hill@shakespearesschoolroom.org. El plazo de inscripción para la competición es el viernes 26 de mayo de 2017.

The Invisible Hand (La mano invisible) acaba de ser lanzado y estará disponible en la tienda de Shakespeare's Schoolroom & Guildhall, así como en las librerías y por supuesto, en línea.


Esta es una traducción de la nota: 
 Publicado por Shakespearesschoolroom.org, en marzo 16 de 2017.

lunes, 6 de marzo de 2017

34-46-32: La profecía de Orwell

La novela tiene varias décadas y cuando llegó el año de 1984 su profecía no parecía cumplida. Pero en el 2016, 1984, fue uno de los libros más vendidos en Estados Unidos y en Europa. Ahora que las cámaras de seguridad vigilan todos los movimientos y que algunos gobiernos [presidentes] atacan a la prensa y hablan de “hechos alternativos”, los lectores han ido en busca, una vez más, de un escritor que describió ese mundo. En su novela, la sociedad está dividida en los miembros del Partido Único, el Consejo Dirigente y la gran masa de habitantes, a la que hay que llenar de diversiones estúpidas para que no se rebelen. La vida hace esfuerzos para cumplir las profecías de las novelas.

 
https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/7e/George_Orwell_press_photo.jpg
Orwell fue un rebelde por vocación. Quiso ponerse un seudónimo para que su familia no tuviera vergüenza de las andanzas callejeras y mendicantes en las calles. Imagen: Wikipedia. Org


Escribe:
Alonso Cueto

En 1949, poco antes de morir, el británico George Orwell (en realidad Eric Arthur Blair), publicó una novela que haría historia. Con el título de 1984, Orwell preveía un futuro en el que todos los habitantes de cualquier país estarían siendo vigilados por una autoridad superior, El Gran Hermano. Winston, el protagonista de la novela, trabaja en el gobierno, en el Ministerio de la Verdad (encargado de falsear la historia y de la propaganda).

Otros ministerios del país son el del Amor (encargado de las torturas y acosos) y el de la abundancia (encargado de los racionamientos y las hambrunas). Winston es en realidad un opositor al régimen, y se pone en alianza con su cómplice Julia. Pero como en este país imaginario todos están vigilados, el Gran Hermano se entera muy pronto de sus ideas. Ambos son capturados por la “Policía del Pensamiento” y enviados al Ministerio del Amor para ser torturados. Resultó que su propio inquilino era agente del gobierno.

Julia y Winston son procesados por haber sido criminales del pensamiento, es decir por haber pensado en contra del gobierno. No revelaremos el final de la novela, que se sigue leyendo como una historia de suspenso.

En sus pocos y turbulentos años de vida (1903-1950), Eric Blair viajó a Birmania, recorrió los barrios de Londres como un mendigo, peleó en la Guerra Civil española por los republicanos (recibió un disparo que le atravesó la garganta), y participó haciendo propaganda en la Segunda Guerra Mundial. En una ocasión, cometió varios atropellos en una calle, con el único propósito de experimentar lo que sería pasar Navidad en la cárcel. Sin embargo, para su desencanto, no lo retuvieron en la comisaría más de un día.

Orwell fue un rebelde por vocación. Quiso ponerse un seudónimo para que su familia no tuviera vergüenza de las andanzas callejeras y mendicantes en las calles. Un amigo le dijo que George Orwell era un apellido “inglés y redondo”.

En 1944, adoptó a un niño. Cuando su esposa Eileen murió en una mesa de operaciones, se dedicó a escribir artículos y ensayos, como nunca antes. En su otra novela memorable, Granja de Animales, los cerdos Bola de Nieve y Napoleón se rebelan contra los hombres, bajo la consigna: “Todos los animales son iguales”, que luego tendría un agregado: “Pero algunos animales son más iguales que otros”. La novela que era una crítica al estalinismo, fue muy celebrada pero no ha tenido la vigencia de 1984, que dicho sea de paso pudo estar inspirado en un poema de su esposa Eileen.

La novela tiene varias décadas y cuando llegó el año de 1984 su profecía no parecía cumplida. Pero en el 2016, 1984, fue uno de los libros más vendidos en Estados Unidos y en Europa. Ahora que las cámaras de seguridad vigilan todos los movimientos y que algunos gobiernos atacan a la prensa y hablan de “hechos alternativos”, los lectores han ido en busca, una vez más, de un escritor que describió ese mundo. En su novela, la sociedad está dividida en los miembros del Partido Único, el Consejo Dirigente y la gran masa de habitantes, a la que hay que llenar de diversiones estúpidas para que no se rebelen. La vida hace esfuerzos para cumplir las profecías de las novelas.


Título original: "El gran hermano presente", por:  
 febrero 26 de 2017