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viernes, 17 de julio de 2015

Pablo Neruda: A ciento once años de su natalicio

“El anciano monarca nos daba la mano a cada uno; nos entregaba el diploma, la medalla y el cheque; y retornábamos a nuestro sitio en el escenario...
Se dice... que el rey estuvo más tiempo conmigo que con los otros laureados, que me apretó la mano por más tiempo, que me trató con evidente simpatía.
Tal vez haya sido una reminiscencia de la antigua gentileza palaciega hacia los juglares.
De todas maneras ningún otro rey me ha dado la mano, ni por largo ni por corto tiempo


Dicen que la vida de un poeta siempre ha sido azarosa, sin embargo, la vida de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda, ha sido la de un hombre desmedido en historias, riesgos, amores, logros, y altercados políticos que lo llevaron incluso al exilio. Otra de sus pasiones fueron las mujeres. Fue así que se casó tres veces y tuvo numerosas amantes.


Por Luis Felipe Alpaca 

 
En principio, Neruda firmaba con dicho nombre para que el padre no enfadara de tener un hijo poeta, aunque otros afirman que está inspirado en Norman-Neruda, una violinista que figura como un personaje de la novela “Estudio en Escarlata” de Arthur Conan Doyle.

Su inicial estancia en la ciudad de Temuco, provista de inmensos parajes naturales, como los bosques del valle central de La Araucanía influyeron en su visión poética. Precisamente, en dicha ciudad a la edad de trece años publicó en el diario local su primer artículo, que posteriormente se convertiría en su primer libro de poemas “Crepusculario” (1923), seguido por su ya célebre y modernista “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. Asimismo, incursionó en el vanguardismo con “Anillos”, “Tentativa del hombre infinito”, y “El habitante y su esperanza”.

Neruda y el franquismo 

 
Luego de que estallara la guerra civil española y de que fusilaran a su amigo Federico García Lorca, Neruda toma la decisión de apoyar al movimiento republicano, coyuntura que influenció en su posterior poesía de rasgos sociales y políticos. Amigo del notable Octavio Paz, el poeta chileno no pudo evitar algunas escaramuzas con el mexicano devenidas por razones políticas. Felizmente, y luego de una reconciliación que aguardó veinte años, Paz esgrimió: “Musito el nombre de Pablo Neruda y me digo: lo admiraste, lo quisiste y lo combatiste. Fue tu enemigo más querido”. En dicha época, los intelectuales que presenciaron la guerra civil, se situaron en dos grupos definidos: los que se comprometieron con el frente-populismo, entre los que se hallaron Neruda; y los que defendieron a Franco, que militaban en el partido falangista de ideología fascista.

Neruda retornó a Chile en 1937, y momentáneamente abandonó el proceso de su obra para ayudar directamente a los refugiados españoles que se encontraban en distintos campos de concentración. Entonces, le planteó al presidente Pedro Aguirre Cerda de Chile dicha gesta noble, y ante la aprobación del mandatario, él mismo viajó enseguida a Francia en su calidad de Cónsul Especial para la Inmigración Española, entonces, se crea el S.E.R.E., Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles. Se contrató un viejo carguero francés, el buque “Winnipeg“, a la Compañía France – Navigation para el traslado a Chile de más de 2.000 refugiados, entre adultos y niños. Ante la hazaña fraterna del poeta chileno, su amigo Pablo Picasso daba favorables entrevistas declarando el invalorable esfuerzo que realizaba Neruda para que la nación de Chile proceda a ejercer el oportuno asilo.

Algunos pasajes históricos del traslado de los refugiados se describen en una de las páginas de su libro autobiográfico “Para Nacer He Nacido”:

“Los trenes llegaban de continuo hasta el embarcadero. Las mujeres reconocían a sus maridos por las ventanillas de los vagones. Habían estado separados desde el fin de la guerra civil. Y allí se veían por primera vez frente al barco que los esperaba. Nunca me tocó presenciar abrazos, sollozos, besos, apretones, carcajadas, de dramatismo tan delirantes”.

Luego de ocho años de espera llegó el Premio Nobel 

 
Después de accidentadas deliberaciones, en 1963 la Academia Sueca autorizó la candidatura del poeta Pablo Neruda para tentar tan prestigioso galardón. Y el 21 de octubre de 1971, se anunciaba al nuevo ganador del Premio Nobel de Literatura. Neruda se trasladó a Estocolmo para recibirlo el 10 de diciembre del mismo año, en una ceremonia repleta de gente que guardaba un silencio sepulcral, y que solo aplaudía cuando se requería. Según el texto de sus memorias Neruda escribió:

“El anciano monarca nos daba la mano a cada uno; nos entregaba el diploma, la medalla y el cheque; y retornábamos a nuestro sitio en el escenario...

Se dice... (O se lo dijeron a Matilde para impresionarla) que el rey estuvo más tiempo conmigo que con los otros laureados, que me apretó la mano por más tiempo, que me trató con evidente simpatía.

Tal vez haya sido una reminiscencia de la antigua gentileza palaciega hacia los juglares.

De todas maneras ningún otro rey me ha dado la mano, ni por largo ni por corto tiempo.

Aquella ceremonia, tan rigurosamente protocolar, tuvo indudablemente la debida solemnidad. La solemnidad aplicada a las ocasiones trascendentales sobrevivirá tal vez por siempre en el mundo. Parece ser que el ser humano las necesita.

Sin embargo, yo encontré una risueña semejanza entre aquel desfile de eminentes laureados y un reparto de premios escolares en una pequeña ciudad de provincia”.

Matilde quiere agregar algo...

"Ese espíritu travieso y bromista que Pablo poseía, aun en los momentos más solemnes y significativos de su vida, constituía mi admiración. Por ejemplo, cuando estaba vistiéndose para la gran ceremonia en que recibiría el Premio Nobel, se miraba las colas del frac y, riendo, decía: "Siento la misma sensación que cuando me disfrazo en Isla Negra. Si pudiera pintarme mis bigotitos, todo sería perfecto".

"Cuando se disfrazaba, cosa que le gustaba mucho hacer, siempre se pintaba bigotes con un corcho quemado. Era un bigote pequeño y había logrado tal maestría que siempre se los pintaba iguales, sin necesidad de mirarse en un espejo.

La partida del poeta

Pablo Neruda nació un 12 de julio de 1904 – y murió a los 69 años de edad, el 23 de septiembre de 1973. Su última aparición en público fue el 5 de diciembre de 1972, donde el pueblo chileno realizó un homenaje al poeta en el Estadio Nacional. A los dos meses, en febrero de 1973, renuncia a su cargo de embajador en Francia, por razones de salud.

Luego del golpe militar del 11 de septiembre su salud empeoró y a los ocho días es trasladado de urgencia desde su casa de Isla Negra a Santiago, donde muere debido a un cáncer de próstata el día 23 a las 22.30 en la Clínica Santa María.

No fue hasta el 12 de Diciembre de 1992, después de diecinueve años de su fallecimiento, en que pudo cumplirse su deseo: que su cuerpo fuese enterrado en su casa de Isla Negra (Chile) frente al mar, que tanto amó, y que fue cómplice de su más grande creación. Han transcurrido ciento once años desde el día en que el poeta vio la luz por primera vez, y transcurrirán muchos más, hasta que esa misma luz no descanse en su labor de alumbrar al que siempre fue el más grande.

Lea la versión completa en el siguiente enlace:
"Pablo Neruda: A ciento once años de su natalicio"
Diario 16. Publicado:12 de Julio del 2015



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